Jean Talon
Desde la parada de metro de Bonaventure nos dirigimos hasta el mercado de Jean Talon. Sin duda, uno de los indicadores más significativos que pueden identificar a ciertas costumbres en una ciudad.Efectivamente, el listón estaba muy alto y este mercado nos dejó impresionados: limpio, ordenado y, sobre todo, exquisitos con los productos. No sólo podías ver una fruta impecable, lavada y brillante, sino la manera que tenían de presentarla.
Las fruteras supongo que iban acordes con el lugar; todas ellas guapísimas y con una sonrisa en la cara invitándote a probar de su fruta. Vaya, esto ha sonado un poco bíblico, pero no seáis mal pensados, en cada puestecillo ponían una bandeja con fruta de degustación... :D
Little Italy
Con el estómago pidiendo comida, entramos en pleno corazón de Little Italy, una avenida llena de negocios italianos, y donde el olor a la exquisita comida italiana nos atrapó inmediatamente.Estadio Olímpico
Desde Little Italy cogimos el metro para llegar hasta el estadio Olímpico (en el 76 acogieron unos juegos olímpicos, recordados por la gimnasta rumana Nadia Comaneci y por lo peculiar de la financiación de los juegos, que fueron sufragados por los impuestos obtenidos de la venta de cigarrillos en la provincia de Quebec. A eso se le llama aprovechar el cigarillo hasta la última calada....).Allí, mediante un funicular, subimos a su torre inclinada, que es el edificio inclinado más alto del mundo.
Notas
- Subida al mirador de la torre inclinada: CA$12
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